
Aunque piensen que este artículo es fuera de nota, quiero aprovechar para darle las gracias a mi mamá por inculcarnos el deporte, por enseñarnos a comer de todo y por no alcahuetearnos con dulces o gaseosas. Por prepararnos la lonchera todos los días de nuestra vida escolar y por cocinarnos el desayuno cada mañana antes de salir de casa, aún cuando estábamos en la Universidad. Tener el almuerzo listo y la cena también. En su momento no lo entendía pero hoy en día le doy mil gracias. A lo mejor porque ya soy mamá o porque soy más consciente de la vida que quiero llevar. A ti mamá muchas gracias.

Se acerca el día de las madres y se vienen a mi mente muchos recuerdos de cuando era niña, hoy me desperté pensando en todo lo que hacía mi mamá para infundirnos el deporte. Recuerdo que cuando tenía como 6 años empecé a ir con mamá a clases de aeróbicos con step. Un montón de señoras y yo, que lindos recuerdos. A mamá le encantaba (todavía le gusta) ir al gimnasio.

También vienen a mi memoria las clases en las que mamá me registraba: natación, basketball, volleyball, patinaje y ni hablar de las de modelaje y hasta de etiqueta y glamour. Mamá siempre nos metía a diferentes actividades a mi hermano y a mí. Nos acompañaba a las clases y aunque todos los años decidíamos un nuevo deporte ella estaba ahí para apoyarnos.
Ya cuando estaba en la universidad me gustaba ir al gimnasio a las diferentes clases que daban. Cuando me vine a vivir a Estados Unidos dejé de lado el ejercicio por muchos pero muchos años. Un día desperté y me dije ya tengo 30 años, qué quiero para mi? Por qué no hago ejercicio? Cómo me estoy alimentando? Quiero tener hijos? Qué ejemplo quiero para ellos? Así decidí regresar al ejercicio aunque no fue hasta varios meses después que cambié mi alimentación. Me registré en el gimnasio y empecé a asistir a las clases que tenían, por lo menos ya había dado el primer paso.

Más o menos un año después una amiga me invitó a hacer ejercicio con ella y una entrenadora personal que le habían recomendado. Decidí ir a la primera clase y me encantó. Con Angie estuve entrenando varios años, incluso cuando estaba embarazada. En este recorrido he practicado pesas libres, máquinas en el gym, clases de bootcamp, hiit, kettebel, spinning, zumba, yoga (cuando estaba embarazada), cicla de montaña (de mis preferidos). La clave es moverse, hay tantos ejercicios que podemos practicar, sin necesidad de gastar dinero, solo tenemos que buscar algo que nos guste.

Mi mamá fue el ejemplo para mí, siempre enseñándonos lo importante que era el ejercicio. Ahora yo quiero ser el ejemplo para mi hija. Cuando Sofi era bebé estuvo en clases de natación y noté que no le gustaban mucho, sobretodo a la hora de sumergir la cabeza por debajo del agua. Así que decidí no registrarla más. En vacaciones hago ejercicio en casa y a ella le gusta hacerlo conmigo.

Hoy en día Sofi tiene 3 años y desde el verano pasado asiste a clases de gimnasia olímpica y ésto si que lo disfruta al máximo. Seguiremos con sus clases hasta que ella decida que quiere cambiar a otra actividad o quién sabe a lo mejor no quiere hacerlo. Pero yo estaré siempre ahí para escucharla y apoyarla en lo que ella quiera hacer.

Practico el ejercicio por salud, para tener más energía (y aguantarle el ritmo a mi pulga), tener más ganas de vivir, estar motivada, de buen humor, llena de felicidad, pero lo más importante es porque es un momento para mí, para liberar el estrés, para ser yo y olvidar por una hora todas las responsabilidades que tengo como esposa, mamá y mujer.

Mamá gracias por siempre ser nuestro ejemplo, nuestra guía y por inspirarme a ser la guía para Sofi, porque no hay mejor escuela que la casa y aunque no lo creamos los padres somos el espejo para nuestros hijos.
